CAMINA Y REVIENTA SEIS: DEBA

23 de agosto, jueves

Pese a que el “somier” estaba algo duro, hemos podido descansar perfectamente y vigilados en todo momento por el amigo Rohan. Tras el desayuno en un céntrico bar, cruzamos la ría e iniciamos el ascenso de las primeras rampas que nos llevarán a un observatorio natural con vistas privilegiadas sobre el mar y el propio pueblo de Deba. Por un ambiente rural, sorteando prados y granjas, arribamos a la ermita de El Calvario de Maia, situada en una atalaya desde donde nos despedimos del Cantábrico para dedicarnos a descubrir una Euskadi interior, montañosa, exigente y hermosa.

Hemos caminado unos 10 km. cuando llegamos al caserío de Olatz y aquí nos topamos con el bar-restaurante Zelaieta, que tiene una terraza trasera llena de mesas ideal para prepararnos el reponedor almuerzo diario. Por una vez hemos debido ser de los primeros en salir del albergue porque, al poco, van apareciendo el resto de caminantes con los que coincidimos jornada tras jornada y van ocupando casi la totalidad de la terraza. Después del condumio, se dan las circunstancias para que Paco López eche mano de su nuevo y auténtico “pito de chirigotas” y haga las delicias de los asistentes con su versión de Paquito el Chocolatero, entre otras melodías.

Desde aquí tenemos unos 3 kilómetros de subida pronunciada hasta el límite provincial con Vizcaya, luego 8 km. más de recorrido rompepiernas entre frondosos bosques para llegar a una bajada, sorprendente por lo abrupta, que nos lleva al valle de Artibai y a continuación seguir descendiendo hacia Marquina por barriadas y caseríos, encontrándonos con la peculiar ermita de San Miguel de Arretxinaga (s.XVIII), que se ha construido rodeando un conjunto megalítico formado por tres piedras junto a las que se ha colocado el altar, indicando la tradición que el paso por debajo de esas rocas mantiene la virilidad. (Si esto lo hubiésemos sabido en ese momento, aún estaríamos allí paseando bajo los riscos).

Hemos alquilado un piso para esta noche a un precio asequible porque el albergue está completo, pero somos muchos y cuando eso sucede los criterios y puntos de vista sobre una misma cosa a veces no coinciden, si, además, las expectativas que alguien pone en algo resultan frustrantes al no cumplirse como estaban previstas, es posible que cualquier discrepancia se convierta en desavenencia y surja el conflicto. La forma que el grupo tiene de tratar la convivencia diaria y las situaciones cotidianas, así como las peculiaridades de un terreno demasiado montañoso como el que estamos encontrando en Euskadi, parecen no ajustarse a las características personales y físicas de Manolo López que mañana nos abandonará.

El municipio actual de Markina-Xemeín se formó en 1952 con la unión de los dos antiguos núcleos poblacionales y la incorporación de numerosos barrios. Su situación, al inicio de un valle al pie de varias cimas del monte Oiz (1036 m.), y su emplazamiento como villa fronteriza con Guipúzcoa, hicieron que antaño este lugar medieval se originara protegido por murallas cuyos restos todavía son patentes.

Terminamos la jornada con un paseo por las calles del pueblo admirando sus edificios y rodeados por el vigoroso sonido del euskera, seguidamente una sustanciosa cena a base de marmitako y luego un Barça-Madrid (3-2) de la Supercopa mientras tomamos unos gin-tonics en un bar acompañados de numerosos y amables parroquianos, cuyo único defecto es que todos, absolutamente todos, animan al Barça.