CAMINA Y REVIENTA SEIS: BILBAO

27 de agosto, lunes

La etapa de hoy tampoco es larga pero sí peculiar ya que vamos a cambiar el bosque y la vegetación por los edificios y el asfalto. Los primeros kilómetros hasta la ermita de Santa Águeda transcurren por el Camino Real que unía Bilbao y Burgos, incluyendo un tramo de calzada romana en la fuerte subida a la ermita.

Luego bajamos hasta Cruces, atravesamos el pueblo aprovechando para comprar lotería de Navidad y tomamos un carril bici que nos lleva a Barakaldo a las puertas del polideportivo Lasesarre donde nos preparamos el primer refrigerio del día. Tomamos café en un bar próximo y su amable propietario, Iñigo Laramendi, se toma la molestia de acompañarnos en bici hasta las afueras de la ciudad para que no nos perdamos. Gracias por tu interés amigo.

Barakaldo es la sede de los Altos Hornos de Vizcaya y, camino de Sestao, se pueden observar vestigios de la gran industrialización que hubo en la zona aunque, desde hace unos años, se han venido realizando diversas actuaciones urbanísticas que han producido grandes cambios en el entorno, regenerándolo y sustituyendo industria por zonas verdes.

Llegamos a Portugalete destacando desde lejos el Puente Vizcaya o Puente Colgante construido entre 1890 y 1893 por el ingeniero vizcaino Alberto Palacio Elissage, discípulo de Eiffel, que une las dos orillas de la ría del Nervión entre Portugalete y Getxo, ahorrando a sus usuarios un trayecto por carretera de 20 km. Es el puente transbordador en uso más antiguo del mundo y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006.

Dedicamos un buen rato al aseo y al descanso en el albergue y nos echamos a las calles de esta bonita villa. Primero accedemos a su parte alta donde está la zona comercial utilizando las rampas mecánicas, luego pasamos a Las Arenas con el transbordador del puente, damos un corto paseo y regresamos en barcaza, más tarde vamos caminando por el Paseo Marítimo hasta Santurzi buscando el bar-restaurante “Mandanga” situado en el edificio de la Cofradía de Pescadores y considerado el mejor especialista en pescados a la parrilla, pero es lunes, no hay pescado y está cerrado sucediéndole lo mismo a otros bares del entorno, así que nos quedamos sin probar las famosas sardinas. Nuestro gozo en un pozo.

Regresamos con el tranvía-metro a Portugalete y visitamos el restaurante “Patxin” que nos ha recomendado el hospitalero, lo que resulta un acierto total porque el amigo Imanol nos agasaja con unos menús a base de bacalao y chuletitas realmente ricos, aparcando el “ansia viva” que teníamos hoy por las sardinas santurziarras. Son las 22,00 h. y nos cierran el albergue, no hay tiempo para el gin-tonic, mañana nos desquitaremos.